B5 <=[BTG I The arousing of thought, p. 6]=> B7
Just in this alone I shall follow their example and also begin with such an address, but I shall try not to make it very “sugary” as they usually do, owing particularly to their evil wiseacring by which they titillate the sensibilities of the more or less normal reader.
Thus . . .
My dear, highly honored, strong-willed and of course very patient Sirs, and my much-esteemed, charming and impartial Ladies – forgive me, I have omitted the most important – and my in no wise hysterical Ladies!
I have the honor to inform you that although owing to circumstances that have arisen at one of the last stages of the process of my life, I am now about to write books, yet during the whole of my life I have never written not only not books or various what they are called “instructive articles,” but also not even a letter in which it has been unfailingly necessary to observe what is called “grammaticality,” and in consequence, although I am now about to become a professional writer, yet having had no practice at all either in respect of all the established professional rules and procedures or in respect of what is called the “bon ton literary language,” I am constrained to write not at all as ordinary “patented-writers” do, to the form of whose writings you have in all probability become as much accustomed as to your own smell.
In my opinion the trouble with you, in the present instance, is perhaps chiefly due to the fact that while still in childhood, there was implanted in you and has now become ideally well harmonized with your general psyche, an excellently working automatism for perceiving all kinds of new impressions, thanks to which “blessing” you have now, during your responsible life, no need of making any individual effort whatsoever.
Sólo en este punto habré de seguir su ejemplo, empezando yo también con algunas frases dirigidas al lector, pero tratando de no hacerlas demasiado «azucaradas», como aquellos suelen hacerlo por razón especialmente de su maligna sabihondez, mediante la cual deslumbran la sensibilidad de los lectores más o menos normales.
Por lo tanto… mis queridos, honorabilísimos, voluntariosos y — claro está — pacientes Señores y mis estimadísimas, encantadoras e imparciales Señoras — perdonadme, olvidaba lo más importante — ¡mis de-ningún-modo histéricas Señoras!
Tengo el alto honor de informaros que si bien, debido a ciertas circunstancias surgidas en una de las últimas etapas del proceso de mi vida, me dedico actualmente a escribir libros, no sólo jamás he escrito libro alguno durante toda mi vida ni trabajos de esos que llaman «artículos», sino que tampoco he escrito siquiera una carta donde fuera inevitable observar lo que se llaman «reglas gramaticales» y, en consecuencia, aunque estoy a punto de convertirme en escritor profesional, como no he tenido en absoluto práctica alguna en lo concerniente a todas las reglas y procedimientos profesionales establecidos, o en lo concerniente a lo que suele llamarse la «lengua literaria de buen tono», me veo forzado a escribir en forma totalmente distinta a la que los «escritores patentados» suelen usar, forma ésta con la cual el lector debe hallarse tan familiarizado como con su propia cara.
A mi entender, tu principal inconveniente, lector, en este caso, quizás se deba principalmente al hecho de que ya en la más temprana infancia, implantaron en tu ser, armonizándose más tarde en forma ideal con tu psiquismo general, un excelente automatismo funcional para percibir cualquier clase de impresiones nuevas; y gracias a esta «bendición» no necesitas ahora, durante tu vida responsable, realizar el menor esfuerzo individual en ese sentido.